El 6 de julio es declarado el Día Nacional de las y los abogados Víctimas del Terrorismo de Estado. La fecha hace alusión a la Noche de las Corbatas ocurrida entre el 6 y el 8 de julio de 1977, cuando el Ejército Argentino secuestró a once personas en la ciudad de Mar del Plata, la mayoría abogados laboralistas. Hubo sólo tres sobrevivientes, el resto fueron asesinadas y seis aún permanecen desaparecidas.
Juan Sinkovich, Miembro del Comité de Prevención de la Tortura, egresado de la Facultad de Derecho de la UNNE, con formación en Derechos Humanos y Derecho Laboral, socio del Consejo de Abogados y Procuradores de la Primera Circunscripción Judicial, hizo un análisis y recorrido por esta historia tan significativa para la reflexión de los Derechos Humanos.
“La Noche de las Corbatas fue un suceso donde un grupo de abogados laboralistas fueron secuestrados, torturados, algunos de ellos asesinados y otros desaparecidos. Los abogados secuestrados defendían a las y los trabajadores. El motivo: fueron razones ideológicas, políticas, económicas, ninguno de ellos tenía una participación en la lucha armada y bregaban por la defensa de los sectores más desprotegidos”, relató Sinkovich.
Estas once personas fueron trasladadas al centro clandestino de detención conocido como La Cueva, una construcción subterránea que estaba ubicada dentro de la Base Área de Mar del Plata y a la que se llegaba después de atravesar 1500 metros desde la puerta de ingreso, debajo de la torre del viejo radar.
El primer abogado secuestrado fue Jorge Candeloro y su esposa Martha García, en junio en la ciudad de Neuquén y fueron trasladados a Mar del Plata. El 6 de julio llevan a La Cueva a otros tres abogados, Raúl Hugo Alaiz, Salvador Manuel Arestín y Norberto Centeno. Todos fueron torturados y a Centeno se le aplicaron sesiones de choques eléctricos, que no pudo soportar y falleció.
Entre el 7 y 8 de julio llevaron al mismo lugar a Carlos Bozzi, Tomás Fresneda y su esposa, María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda, embarazada de unos 5 meses, María Esther Vázquez de García, a su esposo Néstor Enrique García Mantica, José Verde y su esposa y Camilo Ricci.
NORBERTO CENTENO
Para Sinkovich, explicar quién fue Norberto Centeno permite encontrar una conexión entre lo que pasó el 6, 7 y 8 de julio y el Estado de Excepción que se había instalado en Argentina como un modus operandi, para darnos una respuesta de por qué fueron estos los abogados elegidos
“Centeno era un abogado que estuvo preso durante la dictadura que fue desde 1955 a 1958. Estando preso se recibió de abogado laboralista y solamente se dedicó a representar a obreros en su vida profesional. Se lo definía como un abogado con condiciones técnicas muy interesantes, una persona dotada en su conocimiento y en su manera de pensar. Con el conocimiento que él tenía del derecho laboral latinoamericano, europeo y argentino había muy pocos hombres en esa época”, recalcó Sinkovich.
Y agregó: “Fue uno de los coordinadores del anteproyecto de la Ley de Contrato de Trabajo que se terminó sancionando el 11 de septiembre de 1974. Esa ley empieza a generar de manera clara las responsabilidades que va a tener el empleador principal y regular los efectos de la huelga para frenar los despidos. Impidió también la cobertura de los puestos de trabajadores huelguistas a través de otros contratos, se protegió a la mujer trabajadora durante su estado de gravidez y se mejoraron los plazos de preaviso para prescindir de los servicios, entre otras cosas”.
‘LA JUSTICIA SOMOS NOSOTROS’
Juan Sinkovich recuerda por qué la llamaron la Noche de las Corbatas: “Dicen que uno de los represores cuando se secuestra a los abogados y llegan al centro clandestino de detención, formula una pregunta: ‘¿qué es esto que vinieron todos de traje?’ Y otro le responde: ‘Esta es la noche de las corbatas, ahora la Justicia somos nosotros’”.
En ese sentido, Sinkovich desglosó dos cuestiones. Primeramente, que los represores tenían su propia idea de “justicia” y, como segundo punto, que la Justicia era utilizada como sinónimo de represión, que puede quitar la vida, dañar, perseguir. Todo esto generaba un Estado de Excepción contrario al Estado de Derecho.
Y agregó: “Se dejó de lado lo que era lo jurídico, lo que era legal e ilegal, y se empezó a gestar la idea de las figuras de lo que era el amigo y el enemigo haciendo desaparecer el concepto de ciudadano. Esto permitía al Estado poner a los ciudadanos a disposición de quienes eran definidos como los guardianes, con el objetivo de disciplinarlos”.
EL ROL DE LA ABOGACÍA
Para este Miembro del Comité, tenemos que pensar la condición de posibilidad de la democracia que estamos viviendo. “Creo que el rol de la abogacía es claramente sinónimo del pleno ejercicio de los Derechos Humanos. Los Derechos Humanos no son el punto de llegada de la Democracia, sino el punto de partida”, enfatizó.
Sinkovich expresó que la construcción de la condición de los abogados ocupa un lugar importante a partir de una licencia que se les da para defender esos Derechos, con un alto grado de responsabilidad ciudadana y de moralidad, y tienen el deber de construir un cambio del paradigma jurídico donde haya una supremacía de la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales de Derechos Humanos y los deberes que imponen los Organismos Internacionales, como los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Recordó que ningún Estado puede justificar la comisión de estos delitos o procurar que queden en la impunidad ya que son calificados como delitos de Lesa Humanidad. “El rol del abogado no puede limitarse a impedir esos crímenes sino cambiar la noción de esas acciones que se generan. Debe haber un cambio del rol de la abogacía, que ya se está generando, y pensar más con la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales y los fallos de la Corte IDH en la mano, siempre apuntando al Nunca Más”, finalizó.