En la Semana de los Pueblos Indígenas y a casi un año de los hechos de violencia policial que sufrieron cuatro jóvenes de la comunidad qom del Barrio Banderas Argentinas en Fontana, Chaco, el Comité de Prevención de la Tortura se acercó a entrevistarse con las familias. Johana Saravia y Elsa Fernández, madres y tías de las personas afectadas contaron cómo es la vida después de ese día, reclamaron justicia y una mirada integral del problema de la discriminación y el hostigamiento contra la comunidad qom.
Antes de que pasara esto, ¿ya habían sufrido otras situaciones de discriminación por parte de la policía?
Johana: Discriminación siempre hubo. No es la primera vez, ahora se hizo visible a través del video nomás. Pero siempre fue un atropello de la Comisaría, de la policía. Igualmente, no metemos a todos en la misma bolsa, hay policías con los que se puede contar todavía y hay policías que no, que al estar uniformados se llevan el mundo por delante, más si es a aborígenes. Porque al ser aborígenes, están callados, no hacen la denuncia. En la Comisaría te tienen sentado tres horas, cuatro horas, hasta que vos misma te aburrís y te vas a tu casa. Lo mismo pasa con violencia de género, muchas chicas se van a hacer la denuncia y no les toman. No es lo mismo que vaya una chica criolla que sí tiene conocimiento de lo que tiene que hacer, como expresarse, tiene más estudio.
La ayuda que brinda el SEDRONAR es mucha y a la vez poca, porque el estado social te condena al ser aborigen nomás. La palabra es esa: estamos condenados al ser aborígenes. Esta es una causa más que Dios quiera que no quede encajonada. ¿Cuántas causas están encajonadas? ¿Cuántas denuncias que no se animan a hacer? Siempre les digo a mis hijos: estudien. Ellos saben que hay que respetar, pero el estudio les va a enseñar que los tienen que respetar también, no por ser aborigen no tenés tus derechos. Al contrario, tenemos nuestros derechos y tenemos que hablar, estamos en democracia y tenemos que opinar y expresarnos tal cual pensamos.
¿Cómo fue la vida para ustedes después de lo que pasó?
Johana: Hubo un quiebre muy grande, no podíamos dormir, es un dolor que nunca se va a ir. Como madre, hasta hoy siento el dolor de mi hijo. Fueron noches que él no durmió, días que estuve sentada trayéndole medicamentos para que le pasen los dolores.
Nos llevaron cosas, heladeras, una cocina, desde la intendencia dijeron que era del INAI. A los aborígenes nos están acostumbrando a recibir recompensa por el maltrato que nos dan, recompensa monetaria. Si esa noche me mataban a mi hijo no me iban a comprar un hijo. Hoy por hoy lo que nosotros necesitamos es que se haga justicia, pero justicia de verdad. Que caigan los que realmente estuvieron esa noche y si cometieron un error que lo paguen ante la ley, porque todo ciudadano tiene que pagar lo que hace.
Ahora la causa está con nueve imputados. Pregunté porque no está la comisaria si es la que estuvo a cargo esa noche. Aunque ella diga que estuvo solamente en la Comisaría, tiene que saber lo que pasa porque es la jefa. Entonces la Justicia está mirando para otro lado. ¿Quién paga todo esto? Yo me infecté de Covid 19, mi sobrina se infectó, yendo y viniendo del hospital. Día y noche íbamos y veníamos. A ella nadie le va a sacar el trastorno de que le tiraban alcohol, le escupían. Más allá de que somos fuertes, porque sí somos fuertes, nuestros hijos son nuestra debilidad.
¿Tienen acompañamiento por estas secuelas que quedaron?
Johana: Acompañamiento psicológico tienen con las chicas del SEDRONAR, que hay recreación y todo, pero es particular. Con la causa judicial todo se tira al olvido, dejan pasar y es una causa más. Porque no es de ahora, viene hace años el maltrato. Hicimos marcha y no estoy de acuerdo con que no estén imputados todos los que estuvieron. Se hizo una investigación y ahora me salen con que hay nueve imputados nomás. Ellos siguieron su vida tranquilamente, sí se les separó del cargo, pasaron a tareas pasivas, pero siguieron cobrando.
La policía es necesaria para que te cuide, no para que salga a cazar y a matar, que te torture y después diga que no fue. Porque dijeron que no fue tortura, pero fue tortura. Le rompieron los dientes a mi hijo, le sangraron los oídos. Les torturaron tanto a las chicas emocionalmente, la peor tortura…y no entiendo por qué corren a todos de la causa y quieren adornarlo más lindo.
¿Recibieron atención médica por los golpes?
Johana: Estuvimos en el hospital, pero mi hijo tiene que hacerse ver porque después de eso tuvo mareos unos meses y mucho dolor de cabeza, por las patadas que le dieron. Ya le llevamos al médico forense, hay pruebas. A mi sobrino cuando le examinaban, escupía los pedazos de dientes. Fue gravísimo. A los varones, que ya dieron su declaración, los querían hacer pelear entre ellos ahí adentro y si no peleaban les iban a seguir pegando peor. Por eso les torturaron, porque entre primos no se pelearon. Les jugaron ahí adentro, les decían que son unos indios de mierda, unos sucios. De todo tipo de tortura hubo, tanto física como psicológica. Ellos nunca van a superar.
Elsa: Acá mi temor es todo el tiempo. Los policías no tenían que pasar, es la orden que les dio la Fiscalía, pero igual pasan ellos. Acá están mis hijos, vienen mis sobrinos y no pueden estar porque pasa la policía a cada rato. Mi temor es por mis hijos, ya no tengo más seguridad con los policías. Mi hijo se siente perseguido cuando se va a trabajar y ahora el padrastro le lleva para que no vaya solo. A él le quedaron secuelas en la espalda, en las caderas, vive quejándose por las noches. A mí en la ceja, toda esta parte de la cara me duele cuando está feo el tiempo.
¿En qué estado está la causa?
Johana: Ahora está parada hasta el 7 de mayo porque el abogado Kevin Nielsen, (Asesor Legal de la Secretaria de Derechos Humanos y Géneros de la Provincia del Chaco) y la abogada Selva Nazaruka (del Comité de Prevención de la Tortura) plantearon que yo no estaba de acuerdo con que vayamos a juicio si la comisaria no está imputada. Que dé una explicación, que haya justicia de verdad. No tiene sentido que vayan esos nueve imputados, si no va la comisaria y da la explicación que debe a las familias.
¿Qué mensaje quieren dar a la sociedad a partir de todo lo que pasó?
Johana: Lo que le digo a la sociedad, tanto a la gente criolla como aborigen, es que tratemos de ver a la juventud porque ellos son el futuro de todos. Yo como aborigen a mis hermanas, de sangre y de etnia, les digo que apoyen a sus hijos a estudiar. No toda la policía es mala, no toda la policía hace persecución racial. Es un exterminio, hoy por hoy los policías no están por vocación y no pasan ni siquiera los exámenes psicológicos. Hay personas capaces de cuidar a la gente, esto es un tropiezo, pero se sigue.
La sociedad tiene que escuchar las dos campanas, porque no estamos diciendo que la policía es mala, sino que revean que necesitamos que nos cuiden. No nos queremos sentir perseguidos, queremos dormir tranquilos una noche sabiendo que nuestros hijos están protegidos, estén yendo a un almacén o volviendo de una fiesta, porque tienen derecho.
Entrevista por Diana Della Bruna
Fotos Pablo Caprarulo @fotopdc